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Paisaje de sabias manos

Nos encantan estas fechas cuando la vista de las viñas son cientos de cepas alineadas como viejas manos intentando alcanzar los cielos azules del Vall de Pop. Ya se ha hecho la poda de invierno, y se ven sin vestir y majestuosas en su estado más puro. Que bonito y austero es este paisaje de troncos que parecen no tener vida y pensar en lo que se convertirán a lo largo del año.

La poda de invierno, al igual que todas las etapas de la vid, es esencial para el desarrollo sano y la longevidad de las cepas. Cuando la planta tiene su parada vegetativa y el tiempo sea el correcto – sin lluvia ni heladas – procedemos a este paso tan importante. Nos adaptamos al clima para ello. Estamos dando forma a la estructura de la planta y el número de yemas, lo cual traduce al rendimiento que buscamos y uvas de calidad. Con esta poda favorecemos la regeneración de la planta.

A diferencia de otras zonas, nuestras viñas son en vaso. La forma más tradicional y antigua. Estas viñas no necesitan ningún tipo de sujeción ni riego y se alimentan principalmente de la tierra y la humedad que nos llega del Mediterráneo. Las vides antiguas son de baja producción y requieren una atención manual, con más mimo y, durante las podas, el máximo cuidado. Si te paras a observar cada cepa, puedes ver cómo van tomando forma los brazos con cada poda año tras año.

El mismo amor se transmite en cada etapa, hacia el cuidado de las vides. Respetando la tierra y las plantas, la naturaleza hace su magia. Pepe está atento y vive y respira con ellas todo el año.

Ven a visitarnos y conoce nuestras vides.

Te estamos esperando.

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