Un cultivo con alma
Una manta de calor nos ha cubierto. ¿Te has preguntado alguna vez cómo es posible que las vides estén tan esplendorosas bajo este calor extremo, con un sol que no da tregua y la escasa lluvia que apenas roza nuestras tierras mediterráneas? En Abargues cultivamos en secano, como lo hacían nuestros abuelos, como dicta la sabiduría del paisaje.
Este tipo de cultivo es más que una técnica: es una forma ancestral y profundamente respetuosa de trabajar la tierra. Aquí, la vid crece sin la ayuda de riego artificial, escuchando únicamente el ritmo de la naturaleza. Es un pacto silencioso entre el viticultor y el cielo, un acto de confianza en la lluvia que llegará cuando quiera, en el rocío marino que refresca al amanecer, y en la tenacidad de las raíces que, cuando no llueve, se hunden en lo más hondo para encontrar vida.
El cultivo en secano nos regala múltiples beneficios. Con el paso del tiempo, las cepas se hacen más sabias, más fuertes, más resistentes a la sequía. Consume menos agua, preserva la armonía natural del suelo, y se convierte en un modelo agrícola más sostenible y consciente. Sí, el rendimiento es menor, pero lo que se pierde en cantidad se gana en alma: racimos de uvas intensos, pequeños, llenos de carácter.
Todo esto hace que el vino refleje fielmente el paisaje, el clima y el carácter de la tierra donde nació: el famoso terroir. Las variedades están completamente adaptadas al clima y los suelos.
Es la verdad de una tierra que aprendió a vivir con lo justo, sin exigir más de lo que la naturaleza ofrece. El resultado no es solo vino. Es una copa llena de paisaje.
Ven a visitarnos y conoce nuestras vides.
Te estamos esperando.