Moscatel y picoteo
Como ya hemos comentado en artículos anteriores, existe un placer verdadero en comer y beber a la vez cosas que nos gustan mucho. Hace poco hablamos de pedir en un restaurante dos botellas de vino para ver con qué plato va mejor cada uno de ellos. Hoy vamos a hablar de con qué tomaríamos dos de nuestros vinos elaborados con la variedad Moscatel. Para ello utilizaremos Pureza, un blanco seco con maceración con las pieles y crianza en ánfora, y Moscatel Origen, un vino dulce.
Pureza es un vino muy particular, un vino del que nos sentimos muy orgullosos. Contacto con las pieles durante 10 días para darle cuerpo y carga tánica, crianza en ánforas del Maestro Padilla para darle personalidad. Un vino así, fresco, afrutado, con una carga aromática intensa, es el acompañamiento perfecto de unas ostras. La combinación del frescor de la ostra y su acidez si la adornamos con limón casa perfectamente con esta Moscatel.
Continuamos con el maridaje de la Moscatel. Con nuestro Origen podemos escoger diferentes platos, como un micuit con mermelada roja, pero después de habernos comido quizás una docena de ostras, podemos pasar directamente al postre. Para ello podemos seleccionar unas galletas de canela, de esas que podemos encontrar en cualquier tienda. Tienen una cobertura de azúcar que mezclada con la acidez y la untuosidad del Moscatel Origen crean una combinación que nos dará mucho placer. Eso sí, a diferencia de Pureza con ostras, que podemos degustar a mayor ritmo, aquí nos vamos a tomar nuestro tiempo, sirviéndonos un poquito de Origen, justo un poquito más de lo necesario para mojar los labios. Así podremos tomarnos una o dos galletas, beber un poquito de Origen y meditar sobre cómo podemos solucionar los problemas del mundo. Posiblemente se nos acaben antes las galletas y el vino de haber encontrado la solución que buscamos, pero el placer de la meditación, unido a las galletas de canela y este vino dulce tan expresivo, habrá merecido la pena.
No lo crees? Pruébalo. Verás que es un acierto.
Salud!!